
A nivel global se ha constatado con mayor claridad que la presencia de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) ha contribuido a atender los problemas de sociedades más plurales y complejas a partir de la descentralización de las funciones del Estado. El nuevo milenio arrancó como un periodo en el que las OSC han corroborado paulatinamente su importancia
como actores de y en lo público, consolidándose como sujetos relevantes en la atención de los asuntos ciudadanos y las problemáticas sociales.
Hoy, prácticamente cualquier cuestión relacionada con aspectos de interés social encuentra la participación de una o varias OSC. Ya sea en temas de protección medioambiental, de transparencia gubernamental y rendición de cuentas, promoción de la participación ciudadana y democracia participativa, la transformación educativa, el fomento de la ciencia y la tecnología, o el respeto y apoyo a los grupos étnicos minoritarios, la sociedad civil (SC) influye hoy en territorios en los que, en periodos anteriores, el Estado era prácticamente el único actor que legítimamente podía tener presencia y técnicamente era capaz de ocupar.
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